Dra. Isabel Fernández

miércoles, 4 de junio de 2014

Collins sugiere que con comer tres tazas de avena para desayunar a lo largo de la semana, conseguiremos reducir en un 4% nuestro riesgo de sufrir un infarto y haremos descender nuestros niveles de colesterol. Además, se trata de un alimento bastante barato.
Salmón

Este pescado azul es un alimento altamente graso, pero ello no debe ser un impedimento para que lo consumamos, ya que se trata de una comida rica en ácidos grasos, minerales y vitaminas. Collins recomienda introducirlo una vez a la semana en nuestro menú, puesto que contiene el archifamoso ácido graso omega 3 (además del omega 6), que aumenta el tiempo de coagulación de la sangre, lo que reduce la incidencia de las enfermedades cardiovasculares. Además, beneficia de manera sensible al cerebro, e incluso un estudio publicado en el British Medical Journal señalaba que su consumo durante el embarazo podía beneficiar al niño.
Otro metaanálisis publicado en Atherosclerosis Supplements Journal llegó a la conclusión de que aquellos que tomaban tan sólo un gramo de ácido omega 3 al día durante al menos un año reducían significativamente sus posibilidades de sufrir un accidente cardiovascular. Collins recuerda que, aunque debemos consumir tanto omega 3 como omega 6 puesto que nuestro cuerpo no es capaz de producirlos de manera natural, la ratio entre ambos debería ser de 1:4, pero la mayor parte de ciudadanos occidentales se encuentra en un ratio de 1:15. Por ello, debemos intentar aumentar nuestros niveles de omega 3 consumiendo otros alimentos como las nueces, el pescado azul o el aceite de soja.


Una bebida especial en cuanto que cada una de sus variantes –verde, negro, rojo y un largo etc.– reporta beneficios parecidos pero no completamente iguales. Sin embargo, todos ellos tienen algunas cosas en común: como puso de manifiesto una investigación publicada en el American Journal of Clinical Nutrition, el consumo habitual de té no sólo ralentiza el deterioro cognitivo cuando llegamos a una edad avanzada, sino que mejora nuestra capacidad de atención y reflejos.
El té negro es el más útil a la hora de manejar el estrés, puesto que rebaja los niveles de cortisolPero, ¿cuáles son los beneficios de cada una de las variedades del té? En concreto, parece ser que el verde es útil a la hora de retrasar el alzhéimer, como puso de manifiesto un artículo publicado en el Journal of Biological Chemistry; además, goza de una importante capacidad antioxidante, lo que puede contribuir a evitar el aumento de peso. El té negro es el más útil a la hora de manejar el estrés, puesto que rebaja los niveles de cortisol. Por su parte, si queremos evitar las arrugas y las patas de gallo, haremos bien decantándonos por el té blanco.
El té rojo o pu-erh fue el protagonista de una de las últimas dietas en ponerse de moda, y en la que se utilizaban las cualidades obtenidas del proceso de doble fermentación que distingue a esta bebida, como son el aumento de la diuresis o la aceleración del metabolismo.
Soja

De entre todos los beneficios que se han atribuido a esta especie de la familia de las leguminosas, no todas han sido refrendadas por la ciencia, pero se trata de un alimento positivo para la salud. Durante siglos fue la principal fuente de proteínas de los países orientales, y hoy en día ya es consumida en todo el mundo. Entre sus propiedades se encuentra su capacidad para controlar el colesterol (puede llegar a reducir el colesterol malo en hasta un 10%) o ayudar a retrasar el envejecimiento gracias a sus fosfolípidos, sus ácidos grasos poliinsaturados y la vitamina E de la lecitina de soja.
Es una importante fuente de ácido fólico, tiamina, riboflavina, hierro, zinc y magnesioAdemás, como ocurría con los alimentos anteriormente presentados, la soja puede reducir significativamente el riesgo de sufrir un infarto. Una investigación publicada en Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases llegó a la conclusión que aquellos que habían consumido alimentos con soja como la pasta, la leche de soja o la judía mungo durante más de cuatro semanas mejoraron su circulación en un 0,72%.
Es un alimento muy rico en proteínas, minerales y vitaminas, entre las que destacan las del grupo B como la B1, B2 y B5 o las vitaminas A y E. También proporciona fósforo y potasio, así como ácidos grasos poliinsaturados. Pero si por algo destaca la soja es por su elevado aporte proteínico, que llega a superar al de la carne, los huevos y la leche, alimentos con un mayor nivel de grasas saturadas. Por último, es una importante fuente de ácido fólico, tiamina, riboflavina, hierro, zinc y magnesio.

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